La energía femenina es la “energía del adentro”.
No tiene que ver con el sexo. Todos y todas tenemos energía femenina.
Sólo que son cualidades más invisibilizadas en la cultura actual.
Por ejemplo: pasividad y receptividad.
En algún momento de nuestra historia, lo hemos dado “por hecho” y hemos avanzado hacia otras cosas, usando la energía másculina “energía del afuera”.
Por ejemplo: actividad y expansión.
Desafortunadamente, “lo obvio deja de ser obvio cuando lo obviamos”.
Vivimos, hoy en día, en una cultura en desequilibrio. Prima el hacer, producir y consumir. Dejamos en los márgenes todo lo que tiene que ver con Ser y Estar y a veces, debido a las creencias, esto nos resulta insuficiente.
Por ejemplo: autocuidado, cuidado, ternura, acompañar, estar presente, indagar hacia adentro, desarrollar curiosidad genuina, permitirse hacer cambios (soltar apegos), creación de realidad genuina.
Trabajamos la energía femenina cuando vamos al adentro, las principales herramientas son el yoga y la meditación. Esto es lo que te va a traer calma para desarrollar autoconciencia y por tanto, autoconocimiento. Así mismo, la calma produce en ti otra cascada de acontecimientos que tienen que ver con todas las virtudes del corazón: paz, alegría, ternura, amabilidad, aceptación, confianza.
Vivimos en desequilibrio energético y la balanza está descompensada hacia lo masculino. A veces, por el ritmo frenético del sistema socioeconómico, otras veces, debido a una educación que nos socializa en los valores que sirven al sistema y otras veces, porque simplemente asumimos que lo más importante son estos valores.
Usamos más nuestra energía masculina porque ponemos más atención:
Hacer, producir, lograr, competir, mentalidad (en los valores del sistema). Pero también divertirnos consumiendo y haciendo. Las referencias son externas, copiamos y hacemos lo que nos cuentan.
Usamos menos nuestra energía femenina porque le damos menos visibilidad y atención.
Estar, sentir, expresión genuina, dar atención, dar amor, corporalidad. Asimismo, divertirnos en contacto con nuestro cuerpo y la naturaleza. Las referencias son internas, hacemos brotar lo que somos genuinamente haciendo valer nuestras diferencias.
No tendremos una vida completa, plena y sana sin un equilibrio entre el “adentro y el afuera”, entre la energía masculina y la femenina.
Cada persona tiene que ver su propio desequilibrio, en esta web ofrezco herramientas para trabajar la energía femenina, darle visibilidad y valor.
Los arquetipos son patrones universales e innatos del inconsciente colectivo que influyen en el pensamiento y el comportamiento humano. Son como modelos preexistentes que dan forma a nuestras experiencias, emociones y percepciones, manifestándose en símbolos, mitos y patrones de conducta que se repiten a través de diferentes culturas y épocas.
Con la tradición judeo-cristiana, decimos que las diosas fueron desterradas. Sustituidas por una madre abnegada, colocada en un lugar secundario.
La idea de que las diosas fueron desterradas, no se refiere a un evento histórico literal, sino a cambios culturales y religiosos que desplazaron la figura femenina de posiciones de poder o relevancia en la narrativa dominante.
Explicación detallada:
Interpretaciones mitológicas: En algunas narrativas, como en la griega, se observa un cambio de una era donde las diosas tenían un papel central a otra donde los dioses masculinos toman el mando. Esto no implica un destierro físico, sino un desplazamiento simbólico en el relato de la creación y el orden del mundo.
Cambios culturales y religiosos:
A medida que las sociedades evolucionan y se desarrollan sistemas de creencias más estructurados, a menudo se observa una reconfiguración de las figuras divinas. En muchas ocasiones, esto implica un declive de la importancia de las deidades femeninas en favor de figuras masculinas.
La figura de la Diosa Madre:
Un ejemplo de este desplazamiento es la reducción de la figura de la Diosa Madre, que en muchas culturas antiguas representaba la fertilidad y la creación, a una versión más limitada como la Madre o la Doncella, perdiendo su poder intrínseco.
Reinterpretación y recuperación:
En la actualidad, existe un interés creciente en revalorizar las figuras femeninas en la mitología y la espiritualidad, buscando recuperar la presencia de las diosas y sus enseñanzas.
Las diosas de las distintas culturas y épocas nos muestran cualidades de la energía femenina que son importantes para visibilizarla y equilibrar nuestros pensamientos, creencias y conductas.
Cuando atendemos los atributos de una diosa, lo que estamos haciendo es atraer esos atributos y cultivarlos en nuestro interior.
Algunas de las diosas cuya energía he podido poblar y que están descritas en el libro que recomiendo:
“Las diosas de cada Mujer” Jean Shinoda Bolen ( PUEDES COMPRAR EL LIBRO AQUÍ)
Artemisa: Defensora de la Naturaleza.
Atenea: Cultivadora de lo intelectual, estratega, hija del Padre.
Hestia: Diosa del Hogar, de los templos. Hacedora de un cotidiano sagrado.
Hera: Matrimonio, artífice del compromiso.
Deméter: Madre, nutridora, Diosa de las cosechas.
Perséfone: Mujer receptiva, hija de la Madre.
Afrodita: Diosa del Amor y la Belleza, mujer creativa.
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